viernes, 6 de noviembre de 2009

Tubo fluorescente estándar y trifósforo

¿Queremos cambiar radicalmente la iluminación de un despacho, una tienda, o un aula?

Simplemente, sustituyendo los tubos fluorescentes que tenemos (imaginamos que sean estándar), por otros de la misma potencia, pero trifósforos.

Vamos a explicar el por qué.

El tubo fluorescente se empezó a instalar en los años 30 del siglo pasado y en un principio sorprendió, por la gran cantidad de luz que emitía.
Su diámetro era superior a los actuales, aproximadamente 70 mm.

¡Toda una suerte de desgracias se auguraron sobre ésta nueva luz!

Lo cierto es no se que cumplió ninguna…

En los años 50 del mismo siglo y en nuestro país (por supuesto que en los demás también) con tubos de diámetro 38 mm iluminando las tiendas de tejidos, las señoras tenían que salir a la calle para contrastar el color del elegido porque la distorsión del mismo, bajo la luz mencionada, era importante.

Tal vez alguna de nuestras lectoras recuerde esa imagen.

¡Ese defecto (por decir algo) no lo habían pronosticado!

¿Qué ventajas reporta el uso de tubos fluorescentes?

Lámpara fluorescente - Electrónica Unicrom

Por supuesto, han evolucionado y su diámetro también, a 26 mm los que salieron en 1979, y a 16 mm los de última generación.

Ya sabemos que son cinco veces más eficientes que una bombilla.

Un aspecto muy importante es que, al ser lineales, deslumbran menos que aquella.

Esto es fácil de contrastar:

Miremos fijamente una bombilla encendida de 100W y comprobaremos que molesta mucho.
Quince segundos después apartemos la vista y la imagen permanecerá en nuestra retina un buen rato.

Una experiencia desagradable.

Hagamos lo mismo con un tubo equivalente, 18W, aproximadamente y …¡sorpresa!

Podemos sostener la mirada sin problemas visuales.

Ese resplandor, que molesta en la bombilla encendida, se denomina en términos técnicos, luminancia, brillo o molestia visual.

Detalles importantes:

Los tubos más utilizados tienen siempre la misma medida y es la siguiente:

El de 18W mide 600 mm de largo.
El de 36W mide 1200 mm
El de 58W mide 1500 mm

Si compramos un tubo fluorescente de 18W nos lo entregan con una funda de cartón y en ella está serigrafiada una etiqueta con una serie de letras.
Se trata de la etiqueta de eficiencia energética que tan habitual nos resulta ver en los electrodomésticos, por ejemplo en un frigorífico.


Etiqueta Energetica


¿Por qué una etiqueta de esta naturaleza?

¿Es posible que existan tubos fluorescentes más o menos eficientes?

La respuesta es sí.

Los primeros tubos que se conocieron, dada la tecnología existente, sólo eran tubos estándar, con dos tonos de luz:
Luz día (así lo denominaban) y blanco frío industrial.
El primero producía una sensación fría y el segundo más cálida. Los dos reproducían muy mal los colores y ese detalle los hacía impopulares.

Pero en 1980, aproximadamente, salieron al mercado los tubos trifósforos.

Con un lema importante:

Más luz, de mejor calidad y durante más tiempo.

Proporcionan entre un 12 y un 15% más de luz.

Mejor calidad, porque restituyen casi totalmente los colores que iluminan y con ellos instalados ya no hace falta salir a la calle a contrastar los mismos.

Y tardan más tiempo en gastarse.

Respecto a su temperatura de color, (ya sabemos que es la impresión de fría o cálida), se presentan cuatro posibilidades:

Fría.
Neutra.
Cálida.
Muy cálida.

Para responder a la pregunta inicial llevamos uno de los tubos instalados a la tienda y pedimos los necesarios en versión trifósforo.

En próximas intervenciones comentaremos qué tono puede ser el más apropiado, según el ambiente.

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